Es ilustrativo explicar los pensamientos automáticos utilizando los propios ejemplos del paciente. En el capítulo 3 aparece la transcripción de un ejemplo. A continuación mostramos otro.
Terapeuta: Me gustaría dedicar ahora unos minutos a hablar de la relación entre los pensamientos y los sentimientos. ¿Puedes pensar en algunos momentos de esta semana en que te hayas sentido mal?
T: Anotémoslo en este papel. Cuando piensas “Nunca seré como esos estudiantes”, te sientes triste. ¿Te das cuenta de que tu pensamiento está influyendo sobre lo que sientes?
P: Ajá.
T: Eso es lo que llamamos el modelo cognitivo. En la terapia te enseñaremos a identificar tus pensamientos automáticos cada vez que percibas que tu estado de ánimo ha experimentado un cambio.
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T: Muy bien. ¿Qué te parece si como tarea para esta semana buscas algunos de estos pensamientos automáticos?
T: ¿Por qué crees que te estoy sugiriendo que lo hagas?
T: Muy bien. Ahora, ¿qué te parece si anotas la tarea? “Cada vez que observe un cambio en mi estado de ánimo o que mi estado de ánimo empeore, me preguntaré... (La paciente lo escribe) ¿Cuál era la pregunta del millón?
P: ¿Qué estaba pasando por mi mente?
T: ¡Bien! Anótalo.
Importante Indagar sobre los pensamientos automáticos que aparecen en la sesión
Es oportuno trabajar sobre los pensamientos automáticos cuando el terapeuta observa un cambio en el estado anímico del paciente durante la sesión.
T: Sally, he notado un cambio en tus ojos. ¿Qué pasaba por tu mente?
Es importante estar alerta para captar las pistas verbales y no verbales que da el paciente, y de esta manera llegar a las Pregunta básica:
¿Qué estaba pasando por su mente en ese momento?